La mano izquierda sí debe saber lo que hace la derecha
- Iohan Estévez (Acáis Media)

- 14 may
- 3 Min. de lectura
Sostenibilidad, apropiación del conocimiento y la necesidad de tender puentes
Hay una escena que se repite en casi todas las conversaciones sobre sostenibilidad: alguien dice algo valioso, basado en datos, años de experiencia o investigación rigurosa… y alguien más responde con sorpresa: "¿Y por qué nadie sabe eso?"
Esa pregunta, que puede parecer menor, contiene una urgencia silenciosa.
Porque no basta con producir conocimiento. Hay que entregarlo. Hacerlo circular. Traducirlo sin diluirlo. Ponerlo al alcance de quienes no usan siglas, no leen "papers" científicos ni asisten a foros internacionales, pero que todos los días toman decisiones que afectan el entorno: qué consumir, cómo moverse, en qué creer, basándose en datos y evidencia, no solo en titulares virales o creencias populares.
En el episodio más reciente de ASG PODS, Alicia Lozano —Directora de relacionamiento del Instituto Humboldt— lo dice con claridad: no hay transformación sin apropiación. No estamos hablando solo de enseñar o informar, sino de conectar saberes con decisiones reales. De convertir el conocimiento en algo útil, cercano y, sobre todo, accesible.
Y creo que esa apropiación a la que se refiere Alicia va más allá del mero acto intelectual: implica incorporar. Significa que el conocimiento científico se convierte en parte de la toma de decisiones, en políticas públicas más sensatas, en comunidades que se sienten empoderadas para actuar. Es un proceso activo, colectivo y profundamente político —en el mejor sentido de la palabra.
En otras palabras, es convertir la ciencia en cultura.
Y ahí está una de las grandes tareas pendientes. Porque durante años —quizá décadas— hemos asumido que la sostenibilidad se comunica sola. Que los datos hablan por sí mismos. Que basta con tener la evidencia para que todo cambie. Pero no. No basta. No ha bastado.
La crisis ambiental no es solo una crisis de recursos. También es una crisis de comprensión. De desconexión entre lo que se investiga y lo que se vive. Entre lo que se propone en la política pública y lo que siente el ciudadano común.
Esa desconexión la viví de primera mano hace unos años, cuando grababa una serie de entrevistas con gerentes de sostenibilidad de grandes empresas colombianas. Lo que encontré me sorprendió: estrategias sólidas, compromisos ambiciosos, resultados concretos… y un enorme desconocimiento por parte del público general. Desde entonces, me quedó una idea fija: el conocimiento que no se comparte, no transforma. Y no se trata solo de informar, sino de involucrar. De mostrar que las grandes empresas, los institutos de investigación y los ciudadanos "de a pie" pueden estar del mismo lado… si alguien se toma el trabajo de tender el puente.
Martha Ruby Falla, otra de las invitadas de ASG PODS, lo expresó con claridad en el episodio 6:
"Muchas veces las empresas hacen cosas extraordinarias en sostenibilidad… y luego se dan cuenta de que no lo han contado, no lo han compartido. Que no han permitido que ese conocimiento inspire, enseñe o contagie. Tendríamos más consumidores sensibilizados, ¿cierto?, si los atributos del producto se comunicaran más fuertemente".
Tiene razón.
Y no se trata de simplificar los problemas. Se trata de contar mejor las soluciones. De mostrar que la sostenibilidad no es una moda, ni una etiqueta corporativa, sino una manera de pensar el futuro —y de habitar el presente— con más sentido.
Al final, apropiarse del conocimiento es reconocer que el saber tiene valor, sí. Pero que su verdadero poder aparece cuando se vuelve compartido. Cuando deja de ser un privilegio… y se convierte en posibilidad.
Quizás la forma más profunda de sostenibilidad sea saber que no estamos solos y que compartir el conocimiento es también una forma de acompañarnos.
🎧 Te invitamos a escuchar el episodio completo con Alicia Lozano:





Comentarios